¡Oh María Niña, Divina Infantita!,
escogida por Dios
desde la eternidad
para ser la Reina
de los Cielos,
el consuelo de la
tierra y la alegría de los Ángeles,
mírame con tus amables y candorosos ojos
y permite que mis ruegos sean escuchados por el Señor.
mírame con tus amables y candorosos ojos
y permite que mis ruegos sean escuchados por el Señor.